Vuelvo a observar la tabla de A. Moles sobre la "evaluación de las distancias semánticas de diferentes objetos". El autor de la misma dice así:
"Cuando se pide una evaluación de la "distancia" que puede haber entre los objetos de un conjunto dado n, procediendo por parejas, se constata que, pese a la imprecisión de la pregunta, las respuestas obtenidas son lo suficientemente precisas y estables como para dar lugar a la presente tabla. Hay, pues, una distancia entre los objetos, distancia que puede ser interpretada estadísticamente"
Un teléfono y una cuchara, un teléfono y un pan o una silla y una cuchara comprenden una distancia semántica máxima entre ellos en esta escala. Pero, una cuchara puede llegar a vincularse semánticamente a una silla cuando ambas son presentadas como parte de una obra de arte, o como pieza histórica de un museo, así como cuando vemos ambas colocadas en un mercadillo. Considero que entonces, en este ultimo caso, lo que ocurre es un cementerio de objetos que están esperando a que se les de vida otra vez, a que se les adopte, para que, a través de un nuevo entorno, gusto e historia, recuperen su sentido semiológico.
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